“La vida es
aquello que pasa mientras buscamos la felicidad”. Sí, eso pienso yo. Pero, ¿qué
es la felicidad? Difícil de precisar, ¿eh? Quizás no es el momento de buscar
definiciones, dejémosles esa tarea a los ancianos. Nosotros somos jóvenes; ya
sabes, lo de siempre: carpe diem, tempus fugit… tienen parte de razón. Nos
preocupamos tanto por llegar a ser felices que olvidamos por el camino a la
propia felicidad.
No digo que
los malos momentos debamos disfrutarlos. El problema es que todavía no vemos la
vida con perspectiva. Demasiado jóvenes, como digo. Cosas que ahora nos parecen
vitales, situaciones que nos hunden en la desesperación, serán nimiedades
dentro de unos años. Vendrán tiempos peores. Es un poco desalentador, ¿no?
Bueno, ten por seguro que tras ellos llegarán tiempos mucho mejores. Y así es
como la balanza jamás se nivela: para que haya felicidad debe haber habido
antes tristeza.
Recuerda:
nunca mires atrás, ni para coger impulso. Tan sólo cuando todo tu camino esté
andado, podrás girarte y hacer recuento. Y cuando en tu balanza pesen más los
buenos momentos que los malos, sabrás que has encontrado la felicidad.
Ahora, Víctor, aplícate el cuento
de lo que escribes.
me encanta el título de la entrada, y sobe todo la última conclusión ;)
ResponderEliminar:D Gracias, Raquelilla! jajajaja
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